Mi labor en este rodaje fue coordinar el estilismo de la artista, cuidando cada detalle para que el outfit no solo acompañara la música, sino que la potenciara. El reto era claro: crear un look que reflejara la esencia de Makarena, su fuerza escénica y el mensaje del tema, sin perder coherencia estética con la dirección visual del videoclip. 

Desde el primer momento, trabajamos en sintonía con el equipo para construir una atmósfera que respirara autenticidad y estilo. El vestuario debía integrarse con la iluminación, el movimiento, los planos y el ritmo de la canción. No era solo moda: era parte del guion. 

La propuesta de estilismo se basó en una estética urbana con toques de fantasía. Jugamos con siluetas fluidas, tejidos con brillo sutil y accesorios que aportaban carácter sin robar protagonismo. El objetivo era que Makarena se sintiera cómoda, empoderada y conectada con su imagen artística. Porque cuando el vestuario se alinea con la identidad del artista, el resultado se multiplica. 

Cada prenda fue seleccionada con intención. Desde el color —que debía dialogar con la paleta del videoclip— hasta las texturas, que aportaban profundidad visual en cámara. El estilismo no solo debía verse bien, sino funcionar en movimiento, responder a los cambios de plano y reforzar la narrativa emocional del tema.